Debido a sus problemas de salud, Franz Beckenbauer pudo escapar al castigo en el escándalo que rodeó la adjudicación de la Copa del Mundo de 2006. El periódico Neue Züricher Zeitung informa de que el entonces director organizador de la Copa Mundial, que había admitido recientemente un infarto ocular, ya no es apto para ser interrogado por la Fiscalía General de Suiza.
La BA no quiso comentar el hecho de que las posibles consecuencias penales podrían prescribir, como escribió el NZZ, en respuesta a una solicitud del SID. Sin embargo, el Órgano de Vigilancia confirmó que «se había informado a las partes implicadas de su intención de separar el procedimiento contra el demandado Franz Beckenbauer y de proseguirlo por separado». Inicialmente, una investigación a la gerencia de Beckenbauer sobre el informe de Nueva Zelanda quedó sin respuesta.
Además de Beckenbauer (73), están acusados los ex presidentes de la Asociación Alemana de Fútbol, Theo Zwanziger (74) y Wolfgang Niersbach (68), el ex Secretario General de la FIFA, Horst R. Schmidt (77) y el ex Secretario General de la FIFA, Urs Linsi (70). Según BA, esto se refiere a la «sospecha de fraude, gestión fraudulenta, blanqueo de dinero y malversación de fondos». Todos los sospechosos se presumen inocentes.
En concreto, se trata de unos 6,7 millones de euros, que la Comisión Organizadora de la Copa Mundial de Fútbol supuestamente transfirió en 2005 a Robert Louis-Dreyfus, antiguo jefe de adidas, a través de la FIFA. Fue precisamente esta suma la que se había pagado al ex funcionario de la FIFA Mohamed bin Hammam en Qatar tres años antes, en forma de actuaciones preliminares de Beckenbauer y Louis-Dreyfus.